Juan Antonio Amate

Cuando un día, pregunté a Juan Antonio: ¿qué era para él la fotografía? Me dijo lo siguiente: “el impulso espontáneo que capta el instante, un dibujo eterno”.

Desde que lo conocí,  hace ya muchos años, la luz y determinación de su mirada ya nos decían que la fotografía formaba parte de su yo; a cualquier lugar que íbamos siempre nos hacía las fotos más bonitas y maravillosas que forman ya parte del álbum de nuestra adolescencia.

Sólo una vez, no lo vi con la cámara a cuestas, el día de su boda con Inma, su musa, pero claro, ese día eran los protagonistas y ese día supe que se enamoró de perpetuar las bodas y la emoción de Jaén y provincia, donde en lugares patrimonio de la humanidad como Ubeda ha sabido pellizcar con su cámara novios entre callejas renacentistas o Granada, dónde me enseñó una boda hindú que se quedó grabada en mi retina, llena de colorido y elegancia con la Alhambra como paisaje de fondo de aquella pareja que vivía en Londres y se quiso unir en la Granada universal de Lorca…, yo creo que si Federico estuviera aún con nosotros, lo llamaría para retratar a Bernarda Alba o doña Rosita, porque sus fotos son retratos de poesía y sensibilidad, casamientos precisos y preciosos, comuniones y bautizos infantiles y bebés llenos de ternura…

Las princesas de su reino, Paula y María enriquecen su mundo para sesiones de familia llenas de cariño y elegancia que cautivan a todos aquellos que ponen lo más preciado entre sus manos: su familia; en una palabra, sus fotos te encantarán.

Yo, desde Málaga lo espero para que me regale junto al mar, una foto sencilla y limpia que refleje su sabiduría y el eco del tiempo retenido en el momento preciso de su saber hacer.